Una habitación propia, fin de análisis

El 24 de octubre de 1929, Virginia Wolf publicó Una habitación propia. El libro cobró una relevancia inédita en mi vida personal cuando después de dieciséis años de hablar en el diván, mi en ese entonces psicoanalista dijo: “Me recuerdas a Una habitación propia de Virginia Wolf”. Sin haber leído su obra, pero habiendo escuchado la mía, unos meses después fue mi fin de análisis. Este fin de análisis se concretó en una forma de escribir, de hacer letra, de alojar habitación no solo de modo físico sino que en mi palabra y en mi particular noción de diferencia y alteridad.

Solo posteriormente, este Octubre de 2019, a 90 años de Virginia y después de haber ido a hablar con otro psicoanalista después del fin, comienzo a procesar y escribo desde mi habitación propia de la experiencia, desde mi cuerpo. Hice una nueva alianza con mis pulsiones, una alianza donde me permito alojarme a mí y donde denuncio que hay algo que excede siempre al espacio entre dos.

Mi habitación propia es mi solución particular, solución que me ha dio la escucha en una relación analítica. Tan rebelde como siempre, situación incurable, hoy encuentro mejores causas porque he renunciado a los lugares e instituciones que me despojan de mi lugar en mi palabra para hacer casa en mi decir. Escribo y escribo, escucho y vuelvo a escribir. Esta es la habitación propia que mi palabra me confiere.

Fernanda Magallanes.

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